Consejos de un padre
No me dejes sufrir dame tu mano,
concédeme el deseo de tenerte
ten paciencia de este viejo, de este anciano,
que quiere estar contigo hasta su muerte.
Cuando me veas caer bríndame apoyo,
cuando escuches que me queje no te enfades
que la vida es como el agua del arroyo,
que se pierde al final de sus caudales.
Dame amor cuando amor yo necesite,
ten en cuenta que eres tú mi único hijo
no te olvides que por ti yo di mi vida,
y sólo tu cariño es lo que pido.
Observa bien el largo filo de la vida
que ya para mí es corto y traicionero,
no sea que parta en dos tu senda ya vivida
llevando mi alma a descansar allá en el cielo.
Llévame contigo no me dejes tengo miedo
de encontrar la oscura noche que se acerca,
acuérdate que fui la luz que en el sendero
tu vida alumbró por vez primera.
Yo me encuentro en el ocaso del destino
caminando por la cúspide inclinada,
que empecé a subir cuando era un niño
y que de viejo es difícil continuarla.
Caminemos más despacio te lo pido,
pues mis pasos ya se arrastran por la tierra
el ritmo de tu vida lo he perdido,
no te puedo alcanzar tenme paciencia.
Mírame eres reflejo de mi rostro
eres torrente de la sangre que te he dado,
si me abrazas me comprendes me das todo
Dios por siempre te hará un ser afortunado.
Colaboración de Marcos Yabeta
Bolivia
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