En honor de las heridas de los
enamorados
Voy a nombrar a Sor Juana Inés de la Cruz
Patronas de nosotros los lesbianos,
que por ser enamorados poliamorosos y sinceros,
ninguna mujer nos quiere o acepta, por ser tan francos.
En honor a sus versos, escribí estos textos.
I
Escucho, pienso y escribo como servil escribano:
Fue la hermosura y fragancia de su gentil rosa, la celestina
Flor de la vida y la muerte como manzana envenenada
Embriágame con el néctar de tu flor,
Lluéveme con los efluvios de tu explosión onírica
Intenté desvanecer mi tristeza, rebuscando otra piel y labios
Solo el verdor de las esperanzas, revive lo marchito
Disipa con gozos el hedor de la carroña y el dolor de la agonía
¿Serán estos versos, luz para otros desdichados enamorados?
¿Merezco sufrir como el peor villano, por haberte querido como te quise?
¿Será el olvido la única opción, para ser liberto de este insoportable dolor?
Escucha y créele a mi corazón ¡Sus palabras jamás mienten!
Me imaginé enloquecido de gozo, por tus mundanos favores
¿Cómo pudo transformarse en afecto, el ardoroso deseo?
¿Me castigarás hasta siempre y serán delitos imperdonables, mis yerros?
Jamás podría arrepentirme por vivir, el guión de mi destino
Dar explicaciones o pedir excusas, tampoco tendría sentido
II
¿Para qué sirve el escribir versos, si la indiferencia nubla tus
sentidos?
No pido que te sacrifiques cual amantes que solo conocen las desdichas
No eres aventura ni concubina ofrecida en holocausto a un postor
Nos conocimos y nos enamoramos como cualquier ser humano
¿Serán las llamas de la pasión, las que convierten al amor en deseos?
¿Cómo pudo una sombra, herir de muerte a mi alma?
Solo tus besos pudieron sanarla, pero ¡hasta el antídoto me negaste!
Muero porque siento que agonizo ¡Sé que soy, enamorado muerto!
Tu rostro y caricias dijeron por ti, lo que callabas y ansiabas expresar
¿Cómo pude idolatrar un amor que destiló, tanto odio impío y aflicción?
III
¿Por qué me persigues y acosas,
si ansío morir pronto como animal herido?
¿Tiene razón el ilusionarse
o el fingir un enamoramiento?
¿Para qué disponer de tiempo,
si mañana los deseos serán cenizas?
Es inhumano nuestro destino.
Ni ahora el absurdo se detiene.
No soy de piedra
ni de bronce mi corazón
¿Quién soy para censurar,
tus decisiones en el pasado?
Desearte como te deseo
¿será una absurda equivocación?
Calla. Tu mirada, silencio y piel
¡lo han dicho todo!
Es inútil intentar borrar las sombras,
de tu mirada y alma ¡Triunfó el engaño!
IV
Me enamoró la sed de tu naturaleza, la fragancia de tu belleza
Buscar en el amor respuestas y sanidad, fue mi peor desdicha
No me pongas a escoger. Nunca pude aborrecer a nadie
Se lo que siento y es injusto que pidas que te ignore
Tampoco podría olvidarte, seria auto lapidarme a patadas
No es fácil resignarme. Lo hice un par de ocasiones y morí mil veces
Decirte que no te amo y deseo, sería volver al infierno
El sentimiento de culpa me ha azotado, cientos de veces
Apiádate de este afligido animal poliamoroso
¿Es que no existe perdón o cese de castigo,
para quien confiesa y reconoce sus errores?
¿Será labor estéril el humillarme y pedirte perdón,
escribiéndote versos como un loco perro vagabundo?
V
El no fastidiarte con celos, no me hace insensible
¡Qué ignorantes son, las que no entienden al corazón del hombre!
Eres indolente como las abejas reinas que asesinan a sus amantes
Si son así de absurdas las leyes de la naturaleza ¡deroguémoslas!
Jamás olvidare las ternuras de tus mimos ni las locuras de tu cuerpo
Nos amamos como todos los amantes: Ignorando virtudes y modales
¿Por qué tanto miedo a que la apetencia, sea liberta y carnívora?
Tus palabras son veneno. Más que mísero me generan una larga agonía
¡Ay amor mío! Como ansío tus pezones, pechos y una unión amorosa
Jamás olvidare cuando la noche pasó como un cuartico de hora
O cuando creíste tocar con tus dedos, las puntas de unas estrellas
¿Si el amor es la estrella más hermosa, por qué arponea, la armonía?
Colaboración de Hector Cediel
Colombia