Las clases sociales y el amor
Éramos tan distintos, tú rico, yo pobre,
parecía que el amor superaba esta condición,
nos amamos sin importar nuestras clases sociales,
el príncipe y la plebeya, como cuento de ilusión.
Con el tiempo la diferencia se marcó,
para salir era un gran contraste,
tú ropa de marca y zapatos finos,
yo tenis, camiseta y jeans, todo un desastre.
Al llegar al centro de reunión,
él llegaba cómodamente en el coche,
que papá le regaló,
y yo sudando en camión.
Un día cansado de no estar a su altura,
me dijo adiós,
llorando dije: tú eres más pobre que yo,
de plomo y no de oro como yo, tienes el corazón.
Colaboración de Helena de Troya
México
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