Conquistando a una argentina
De sólo ver su foto,
prendado quedé,
al leer sus manos,
me obsesioné.
Era del cono sur,
lo imaginé,
más al sur que mi país,
más frío, lo noté.
Amigo de ella me tuve que hacer,
consejos malignos
sobre sus pretendientes fabriqué,
en el fondo sólo era
por su atención lograr,
al menos eso pensé,
cuando descubrí que al yo nacer,
la maldad se iluminó ese atardecer.
Sólo quiero hacerla mía,
sin importar los medios ni la vía,
sea la Internet, el teléfono o la PC,
un short message service contraté
para poder a sus ojos llegar,
a través de plagios de poemas sin confesar
pero que harían que aquella mujer
en mi se pudiera fijar.
Tango aprenderé a bailar,
de claveles envenenados
llenaré el salón de estar,
ningún hombre,
de ninguna nacionalidad,
en mi camino se interpondrá,
sea mi imaginación o la realidad
cualquiera que en mi camino encuentre,
tendré que asesinar.
Mis fotos tendré que trucar
para que no observe el sobrepeso
que no puedo eliminar,
todo esto lo hago
por una argentina sin piedad,
aunque al final prefiero
a las vagabundas de Whitechapel,
cuyos órganos...
...saboreo más.
Colaboración de Roro Pinedo
Venezuela
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