Llévame a ver el azul
¿Me llevas contigo? ¿Me llevas?
¿Me dejas que te acompañe?
Podrás hacer lo que quieras...
déjame acompañarte,
que quiero ver ese azul
del que el otro día me hablaste,
con tu voz de niña buena,
con tu voz que me conquistaste.
(¡No sabes cómo temblaron
mis manos sobre el volante...!)
"¿Has visto cuando las nubes
se van llenando de agua?
Es una especie de azul,
una cosa muy extraña".
Más extraño es, compañera,
que no te diga lo de antes:
"No pidas que no te quiera".
(Mil versos por mi cabeza
desfilan en un instante).
Y más extraño aún, que no muera...
¡Ay! ¡La curva de tus pestañas!
Venga, ¿me llevas contigo?
Sé buena... venga, sé buena...
que no sé de qué manera,
con qué truco, con qué maña,
vivir tu dulce presencia
¡que mi corazón se araña!
Llévame, que seré bueno.
Llévame, anda, sé buena.
Este poema está dedicado a una compañera de trabajo de la que estoy enamorado, pero que no me hace caso alguno. Al menos tuve el valor de regalárselo... supongo que algún día apreciará el hecho de que alguien le escribiera poesías.
Tiene un aire infantil intencionado porque cuando me hizo la pregunta acerca de las nubes ella estaba resfriada y su voz alegre sonó como si fuera una niña pequeña... Me hizo mucha gracia y se lo dije (íbamos en el coche camino del trabajo).
Colaboración de Savage
España
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