Especialmente para una mujer llamada Michelle
Tus manos temblaban, no era el temor ni el frío, la excitación sumergía tu cuerpo en lo mas profundo del deseo, cuando al sentirte perdida y por poco caes en un abismo irracional me preguntaste, donde estoy?, solo pude responderte con mi alma: tu estás en mi, en cada rincón de mi cuerpo, en cada respiración, en cada deseo, en todo sueño...
Era mi amor quién se reflejaba en tus ojos, eran mis labios los que agónicamente buscaban tus besos, era yo quien desesperadamente te llamaba a gritos…
Tomé tu mano y la puse sobre mi pecho, totalmente a tu merced mi boca se abrió sutilmente y entonces te hablo mi espíritu; este corazón dejo de pertenecerme cuando llegaste a mi vida, ahora y siempre será tuyo.
Colaboración de Oscar Beltrán
Colombia
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