Condena
Estamos condenados
a amores de camarote
a regarnos de besos
entre penumbras apasionadas
como dos presos sin celdas
estamos condenados
a querernos como locos
en silencio
o, lo que es peor,
a media voz
estamos condenados
a maltratarnos en la pasión
a magullarnos de caricias
a besarnos
por un día
y para siempre
estamos condenados
a que nuestra condena
se cumpla
a que nos cuelguen
de la horca del amor
estamos condenados
y es hermosa la condena.
Colaboración de Gustavo Vásquez
Perú
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