Mi historia de emociones
No puedo ocultar estas sensaciones que no admiten cuerdas reflexiones, quizás no lo hayas notado que sin ruidos y sin arrebatos rondaba cada paso de tu esquina como el caballero andante que anhelaba el tesoro que guarda celosamente tus brazos de aleluya; y tus besos, tiernas perlas del rocío son guerra que convida el delirio destilado que envidia aquel licor sagrado que extirpa cada labio y otro colorado, el amor nacarado que es tuyo pero también es mío.
¡Mírame de qué estoy armado! Para que sientas que el estar de ti enamorado no es fingir ni estar tan equivocado, al mencionarte que estas llamas a las cuales estoy acostumbrado son el perfume de tu ungüento que persigue mi ventura, levantando y encendiendo la locura de una ilusión hecha estrofa que a veces pide todo y en ocasiones no pide nada...
Esa es mi espera de tierna madrugada y discreto anochecer tras tu silueta, esta es mi pasión taciturna y viejo golpe de delicia que mide tu desdén sin reclamo en una esperanza estable...
Sentimiento que se presentó en forma de niño adulto, inocente con traje real de seguro, frágil y a la vez robusto, eterno y... valiente, con orgullo de solitario entre la gente, muy idealizado por construir el supuesto del color de tu amor, convirtiéndote en mis sueños y acercándome a los míos como tu centinela en verano, otoño y primavera, tú mi ángel en invierno, sin ti mi demonio sin diferencia...
Hoy me presento ante ti sin imitar la leyenda del cantor, con esa fuerza de mitología para estar frente a ti mi dulce criptonita y decirte que te quiero... Sí te quiero alcanzar en la verdad de mi novela por su final que de acuerdo a su filosofía jamás acabaría...
Colaboración de El poeta de la cercana esquina
Ecuador
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