La de los rubios cabellos
Cuarenta y siete años ya
que el amor tocó a mi puerta,
no lo supe contener
y se escapó de mis manos
cual golondrina viajera.
Cuarenta y siete años ya
que me envolvió en embeleso
pues sigue siendo la musa
que me impulsa a escribir versos.
Tan hermosa y tan lejana,
y sin embargo en mi mente
y en el corazón la llevo,
como si fuera un tatuaje
grabado en el pensamiento.
Cuarenta y siete años ya
que la extraño y la recuerdo,
como aquel primer día
que me embrujó su sonrisa,
igual que la tarde linda,
en que su boca preciosa,
me regaló el primer beso.
Y aunque los años pasaron
y me estoy volviendo viejo
la niña de quince abriles
la llevo en el corazón
y siempre estará presente
hasta el final de mis tiempos.
Cuarenta y siete años ya
que se fueron como el viento,
y mi corazón aún grita
clamando con mil destellos:
¡Mi niña de quince abriles!,
¡Mi princesa encantadora!,
“La de los rubios cabellos”,
¿Olvidarte? No podría,
porque… Te sigo queriendo.
que el amor tocó a mi puerta,
no lo supe contener
y se escapó de mis manos
cual golondrina viajera.
Cuarenta y siete años ya
que me envolvió en embeleso
pues sigue siendo la musa
que me impulsa a escribir versos.
Tan hermosa y tan lejana,
y sin embargo en mi mente
y en el corazón la llevo,
como si fuera un tatuaje
grabado en el pensamiento.
Cuarenta y siete años ya
que la extraño y la recuerdo,
como aquel primer día
que me embrujó su sonrisa,
igual que la tarde linda,
en que su boca preciosa,
me regaló el primer beso.
Y aunque los años pasaron
y me estoy volviendo viejo
la niña de quince abriles
la llevo en el corazón
y siempre estará presente
hasta el final de mis tiempos.
Cuarenta y siete años ya
que se fueron como el viento,
y mi corazón aún grita
clamando con mil destellos:
¡Mi niña de quince abriles!,
¡Mi princesa encantadora!,
“La de los rubios cabellos”,
¿Olvidarte? No podría,
porque… Te sigo queriendo.
Colaboración de Asclepio
México
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