Otoño y tu recuerdo
El verano cansinamente se marchó
Con su fragua de ardiente de soles
Con el cantar de las olas del mar
Y el salitre en el viento al respirar
dorando la piel de un bronceado color
las gaviotas con sus hirientes graznidos
cantaron su canción de despedida
para recibir el nuevo Otoño
con su romántico abanicos de colores
con sus lluvias, sus viejos y nostálgicos amores.
Porque será que te siento tan mía
Cuando llega el Otoño con sus hojas
Trayendo la lluvia y sus mañanas frías
Y al imaginarte tu recuerdo me destroza
Y me convierto en una hoja más
Que el viento arrastra
Para desintegrarme sobre el hormigón
De las calles desiertas y solitarias
Y morir en silencio repitiendo tu nombre
en mi memoria.
Porque me gusta el Otoño
Si me va matando lentamente
Mi corazón ya no late
Solo voy sobreviviendo a la deriva
Y mi alma me grita tu nombre
Que retumba en lo profundo de mi mente
camino solitario y aturdido entre la gente
Como un paria castigado por el destino
Para morir solitario y ya vencido
Quedará una solitaria cruz sin nombre
Y mis huellas al costado del camino.
Cada hoja del otoño me recuerda tu mirada
Y es para mi vida como una puñalada
Que atraviesa mi pecho
Lo necesito para sobrevivir
Sé que de ti no tengo el más mínimo derecho
Y al recordarlo me vuelvo viento y olvidos
Y como una sombra que vaga por las calles
Soy una patética y borrosa figura que se diluye
En la negra noche donde se funden
Los sueños perdidos.
El otoño seguirá gritando sin cordura
Por las vacías calles con su voz
de vientos, lluvias y locura
Yo seguiré por mi camino
Pensando en ti y soñando
ese será del Mendigo su destino
Ambos somos la doliente partitura
Que canta el viento en las noches solitarias
en las copas de los árboles
con el fantasmal coro de las sombras
desde los rincones más profundos de la noche.
Mezcla de viento, silencio, lluvia y soledad
Con su cruz acuesta
“El mendigo” por las calles va
Los charcos de agua como espejos
reflejan su lento y pausado andar
la luna lo mira pasar y al ver su dolor
llora con lágrimas de estrellas
al entender su penar por ese amor
Corre por su negro abrigo la lluvia
Que va anidando en las huellas
Que van dejando sus rotos zapatos
Tan rotos y destrozados como sus sueños
Por la oscura noche el Mendigo
Se va convirtiendo en una sombra más.
No siempre fue triste y Mendigo
Hace tiempo también reía
Pero lo que él no sabía
Que la vida en poeta lo convertiría
Ahora tiene llanto en la risa
Y al igual que el sol en cada atardecer
se va muriendo sin prisa.
Lleva una marca grabada a fuego en su piel
Por el ojo hierro del destino que así lo quiso
Como una cicatriz llevo escrito tu nombre
En el medio de mi pecho Adéle
Y moriré con mis manos abrazo junto a él.
Con su fragua de ardiente de soles
Con el cantar de las olas del mar
Y el salitre en el viento al respirar
dorando la piel de un bronceado color
las gaviotas con sus hirientes graznidos
cantaron su canción de despedida
para recibir el nuevo Otoño
con su romántico abanicos de colores
con sus lluvias, sus viejos y nostálgicos amores.
Porque será que te siento tan mía
Cuando llega el Otoño con sus hojas
Trayendo la lluvia y sus mañanas frías
Y al imaginarte tu recuerdo me destroza
Y me convierto en una hoja más
Que el viento arrastra
Para desintegrarme sobre el hormigón
De las calles desiertas y solitarias
Y morir en silencio repitiendo tu nombre
en mi memoria.
Porque me gusta el Otoño
Si me va matando lentamente
Mi corazón ya no late
Solo voy sobreviviendo a la deriva
Y mi alma me grita tu nombre
Que retumba en lo profundo de mi mente
camino solitario y aturdido entre la gente
Como un paria castigado por el destino
Para morir solitario y ya vencido
Quedará una solitaria cruz sin nombre
Y mis huellas al costado del camino.
Cada hoja del otoño me recuerda tu mirada
Y es para mi vida como una puñalada
Que atraviesa mi pecho
Lo necesito para sobrevivir
Sé que de ti no tengo el más mínimo derecho
Y al recordarlo me vuelvo viento y olvidos
Y como una sombra que vaga por las calles
Soy una patética y borrosa figura que se diluye
En la negra noche donde se funden
Los sueños perdidos.
El otoño seguirá gritando sin cordura
Por las vacías calles con su voz
de vientos, lluvias y locura
Yo seguiré por mi camino
Pensando en ti y soñando
ese será del Mendigo su destino
Ambos somos la doliente partitura
Que canta el viento en las noches solitarias
en las copas de los árboles
con el fantasmal coro de las sombras
desde los rincones más profundos de la noche.
Mezcla de viento, silencio, lluvia y soledad
Con su cruz acuesta
“El mendigo” por las calles va
Los charcos de agua como espejos
reflejan su lento y pausado andar
la luna lo mira pasar y al ver su dolor
llora con lágrimas de estrellas
al entender su penar por ese amor
Corre por su negro abrigo la lluvia
Que va anidando en las huellas
Que van dejando sus rotos zapatos
Tan rotos y destrozados como sus sueños
Por la oscura noche el Mendigo
Se va convirtiendo en una sombra más.
No siempre fue triste y Mendigo
Hace tiempo también reía
Pero lo que él no sabía
Que la vida en poeta lo convertiría
Ahora tiene llanto en la risa
Y al igual que el sol en cada atardecer
se va muriendo sin prisa.
Lleva una marca grabada a fuego en su piel
Por el ojo hierro del destino que así lo quiso
Como una cicatriz llevo escrito tu nombre
En el medio de mi pecho Adéle
Y moriré con mis manos abrazo junto a él.
Poema de Otoño y recuerdos, la lluvia con su nostalgia me susurra tu nombre en mis oídos y más te recuerdo todavía... Adéle
Colaboración de Mario Anonimo
Uruguay
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