¡Usted! mujer divina...
¡Usted! mujer divina...
no sabe la pasión
que me desborda
cuando la veo.
¡Usted! mujer divina...
al arrancarme un suspiro;
se cimbran mis anhelos
otoñales y una fuerza
descomunal acelera
mi corazón, cual
chiquillo que se enamora
por vez primera.
¡Usted! mujer divina...
tiene el poder y la magia
de transformarme
y de no reconocerme yo mismo.
¿Quién soy?
¿qué me está pasando?
¿por qué cuando la veo
vienen a mi mente
fantasías de adolescente?
y no veo ya
sino el momento y
la tentación de robarle
un furtivo beso
y saborear el dulce néctar,
que impregnan la
carnosidad de sus labios.
¡Usted! mujer divina...
creo que siente lo mismo que yo....
Cuando su mirada
se encuentra con la mía;
un nerviosismo estremecedor percibo
y un brillo en sus ojos delatan
lo que a gritos quisiera decir
y que por prudencia calla.
Una extraña sensación
me permite sondear la vibración
que mana de su corazón
cada vez que está cerca de mí.
¿Será que su aura y la mía
se buscan como polos
opuestos y complementarios
que se atraen?
Fatalidad del destino...
¿o conocerse a destiempo?
Usted y yo... ¡somos fruto prohibido!
usted casada y yo también;
usted una dama y yo, un caballero,
y creo que a ambos
no nos gusta la traición.
¡Usted no es libre para amar!
¡ni yo tampoco!
Al menos en esta vida;
lo nuestro... lo que podría llegar a ser....
No tendría un final feliz
y lastimaríamos a quienes
no lo merecen.
Tal vez en algún instante
de los ciclos de la vida;
si la reencarnación existe,
en otro momento y en otro espacio;
grandes amantes pudiéramos ser.
Pero en esta vida;
¡Usted! mujer divina...
mi amante...
mi amante ¡no puede ser!
no sabe la pasión
que me desborda
cuando la veo.
¡Usted! mujer divina...
al arrancarme un suspiro;
se cimbran mis anhelos
otoñales y una fuerza
descomunal acelera
mi corazón, cual
chiquillo que se enamora
por vez primera.
¡Usted! mujer divina...
tiene el poder y la magia
de transformarme
y de no reconocerme yo mismo.
¿Quién soy?
¿qué me está pasando?
¿por qué cuando la veo
vienen a mi mente
fantasías de adolescente?
y no veo ya
sino el momento y
la tentación de robarle
un furtivo beso
y saborear el dulce néctar,
que impregnan la
carnosidad de sus labios.
¡Usted! mujer divina...
creo que siente lo mismo que yo....
Cuando su mirada
se encuentra con la mía;
un nerviosismo estremecedor percibo
y un brillo en sus ojos delatan
lo que a gritos quisiera decir
y que por prudencia calla.
Una extraña sensación
me permite sondear la vibración
que mana de su corazón
cada vez que está cerca de mí.
¿Será que su aura y la mía
se buscan como polos
opuestos y complementarios
que se atraen?
Fatalidad del destino...
¿o conocerse a destiempo?
Usted y yo... ¡somos fruto prohibido!
usted casada y yo también;
usted una dama y yo, un caballero,
y creo que a ambos
no nos gusta la traición.
¡Usted no es libre para amar!
¡ni yo tampoco!
Al menos en esta vida;
lo nuestro... lo que podría llegar a ser....
No tendría un final feliz
y lastimaríamos a quienes
no lo merecen.
Tal vez en algún instante
de los ciclos de la vida;
si la reencarnación existe,
en otro momento y en otro espacio;
grandes amantes pudiéramos ser.
Pero en esta vida;
¡Usted! mujer divina...
mi amante...
mi amante ¡no puede ser!
Colaboración de José Vega Figueroa
México
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