Daniela
Vi tu cuerpo resbalarse en mis pupilas,
sujeté el deseo en mi parpadear,
y sonreí mi esperanza sobre mis labios,
y ahí estabas,
Te alejabas sin demora;
eso creías,
tal vez,
eso notaban otros;
yo corría entre mis sueños
y dentro queriendo despertarme
te tocaba;
solo eso me bastaba,
que voltearas sobre mis ojos,
y te pedí que secaras con tu beso,
toda brisa fresca que humedecía.
Quien dice verdades
sobre su rápida suerte estará enterado,
y mi sincero latir,
corrió hacia ti,
yo no; quedé en estatua sobre mis pies,
tú no:
llegaste revoloteando silenciosamente,
pero movías toda mirada
yo era otro, como otro,
fijo a una suerte infinita de perder.
Pero seguí de perdido a encontrarme un día,
y cuando llegó la noche sabías a problema,
y te probé para equivocarme,
y tú sin saber,
dijiste diferente.
Colaboración de Rodrigo Valdes Mirabal
Estados Unidos
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