Cinthya
Tú, quien visitó con roces de un apuro;
la fiel entrega, el sincero beso, un abrazo que anhelo, la furia del que pretendió sintiendo.
Tú, la de la brisa fresca, la de la piel muy tierna,
la de la cinta bella, la de rostro nuevo,
la de cintura estrecha, la que empieza un juego, la que puso estrellas sin existir el cielo.
Tú, la de la rosa idea, la de la fiesta a ciegas, la de la noche aquella, la de un silencio y luego.
Tu quien agitó a la vida, quien removió su ego, quien valoró a las hijas de un reflejo.
Tú la de la espesa hora, de un minuto y medio, que hundió en aceras, el rayo del fuego.
Tú la que acertó en propuestas, que definió momentos, que dejaba dudas y algún misterio, mas preguntaba algunas, y respondía inciertos.
Tú, la que le habló a la prensa, cuando naciendo aprendo, a la prensa sin sello. Y en palabras cortas definió: no estoy mintiendo.
Tú la que me encuentro aún, aun de lejos, la que le escribo aún, sin idea del por qué los versos.
Pero en mis horas de azul, me gustaría fueras tú, quien recibiera el beso.
Tú, la que aún me pienso, si verdades importaban, porque el silencio.
la fiel entrega, el sincero beso, un abrazo que anhelo, la furia del que pretendió sintiendo.
Tú, la de la brisa fresca, la de la piel muy tierna,
la de la cinta bella, la de rostro nuevo,
la de cintura estrecha, la que empieza un juego, la que puso estrellas sin existir el cielo.
Tú, la de la rosa idea, la de la fiesta a ciegas, la de la noche aquella, la de un silencio y luego.
Tu quien agitó a la vida, quien removió su ego, quien valoró a las hijas de un reflejo.
Tú la de la espesa hora, de un minuto y medio, que hundió en aceras, el rayo del fuego.
Tú la que acertó en propuestas, que definió momentos, que dejaba dudas y algún misterio, mas preguntaba algunas, y respondía inciertos.
Tú, la que le habló a la prensa, cuando naciendo aprendo, a la prensa sin sello. Y en palabras cortas definió: no estoy mintiendo.
Tú la que me encuentro aún, aun de lejos, la que le escribo aún, sin idea del por qué los versos.
Pero en mis horas de azul, me gustaría fueras tú, quien recibiera el beso.
Tú, la que aún me pienso, si verdades importaban, porque el silencio.
Colaboración de Rodrigo Valdes Mirabal
Estados Unidos
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