Amor desmedido
¡Oh! Que dulce miel
aquella que ha de dar
de beber a mis labios
que se queman de ardor
sin negación, no se han de cansar
de regalarte tanto amor.
Inocente cuerpo de mujer,
blanco, tierno e inexperto,
ignora lo que soy capaz de hacer
con tal de poseerlo,
estrujarlo y dejarlo sin aliento.
Terrible cicatriz la que dejó
aquella desinteresada mirada,
que en un instante me desplomo,
con un hechizo de gitana.
Tus pechos parecen fantasía,
tus ojos un abismal misterio,
tu voz con una sutil alegría
y tu sonrisa con un cálido silencio.
Esta maldita situación
es un terrible castigo,
una prisión inundada de desolación
que encadena mi corazón.
Y junto con la casualidad,
de una noche mortal
me puse el disfraz,
esperando tu regreso
y juntos disfrutar.
La piel se me quema
cuando te miro llorar,
¡Cuánto sufrimiento,
al no poderte olvidar!
aquella que ha de dar
de beber a mis labios
que se queman de ardor
sin negación, no se han de cansar
de regalarte tanto amor.
Inocente cuerpo de mujer,
blanco, tierno e inexperto,
ignora lo que soy capaz de hacer
con tal de poseerlo,
estrujarlo y dejarlo sin aliento.
Terrible cicatriz la que dejó
aquella desinteresada mirada,
que en un instante me desplomo,
con un hechizo de gitana.
Tus pechos parecen fantasía,
tus ojos un abismal misterio,
tu voz con una sutil alegría
y tu sonrisa con un cálido silencio.
Esta maldita situación
es un terrible castigo,
una prisión inundada de desolación
que encadena mi corazón.
Y junto con la casualidad,
de una noche mortal
me puse el disfraz,
esperando tu regreso
y juntos disfrutar.
La piel se me quema
cuando te miro llorar,
¡Cuánto sufrimiento,
al no poderte olvidar!
Siempre es divertido, engalanarme con el traje sastre de un hombre.
Colaboración de Marleni Aglae
México
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