El ladrón de hojas
Si... Yo sigo siendo el loco aquel a pesar de mis dudas
Y mi pasión por las hojas de otoño que son mi locura
Yo sigo siendo el loco aquel… que me convertí
En poeta mendigo y ladrón por ti,
Voy por los caminos robando las hojas perdidas
Que la gente ignora, desprecia y castiga
Que maltratan y desgarran dejándolas heridas
Desfallecientes y moribundas por las calles de la vida.
Si... Yo sigo siendo el loco aquel, poeta mendigo y ladrón
Que vive por las noches confidentes de las sombras
Ladrón de hojas y millonario de silencios olvidados,
Como una figura fantasmal dentro de las sombras
Irónicamente me sonríe la realidad recordándome
“Por más que la ames jamás serás amado este será tu castigo,
Así será tu suerte tan negra como la noche de tu abrigo”,
Cae una lágrima del ladrón que vuela por el viento
Para fundirse en las arenas del tiempo junto a sus quimeras
En la hoguera de los sueños perdidos.
Y mi pasión por las hojas de otoño que son mi locura
Yo sigo siendo el loco aquel… que me convertí
En poeta mendigo y ladrón por ti,
Voy por los caminos robando las hojas perdidas
Que la gente ignora, desprecia y castiga
Que maltratan y desgarran dejándolas heridas
Desfallecientes y moribundas por las calles de la vida.
Si... Yo sigo siendo el loco aquel, poeta mendigo y ladrón
Que vive por las noches confidentes de las sombras
Ladrón de hojas y millonario de silencios olvidados,
Como una figura fantasmal dentro de las sombras
Irónicamente me sonríe la realidad recordándome
“Por más que la ames jamás serás amado este será tu castigo,
Así será tu suerte tan negra como la noche de tu abrigo”,
Cae una lágrima del ladrón que vuela por el viento
Para fundirse en las arenas del tiempo junto a sus quimeras
En la hoguera de los sueños perdidos.
Lentamente se va muriendo la noche
Como una sombra que tiembla con el viento
Cancinamente como gastando el tiempo
Se divisa difusamente la silueta del ladrón
Que se marcha con el alba, con su mirada triste
Como acariciando el suelo y pidiéndole perdón
A las hojas murientes que se aferran a sus huellas.
Hasta las piedras ya lo conocen y lo nombran
He ahí el poeta mendigo y ladrón
Efímera sombra y epitafio de una noche sin luna
Doliente imagen de lo que fue un hombre feliz
Que ya no tiene alegría en su risa
Al igual que el ocaso en cada noche
Se va muriendo sin prisa
Como una sombra que tiembla con el viento
Cancinamente como gastando el tiempo
Se divisa difusamente la silueta del ladrón
Que se marcha con el alba, con su mirada triste
Como acariciando el suelo y pidiéndole perdón
A las hojas murientes que se aferran a sus huellas.
Hasta las piedras ya lo conocen y lo nombran
He ahí el poeta mendigo y ladrón
Efímera sombra y epitafio de una noche sin luna
Doliente imagen de lo que fue un hombre feliz
Que ya no tiene alegría en su risa
Al igual que el ocaso en cada noche
Se va muriendo sin prisa
Y a pesar de todo aun así te sigo pensando
Los pequeños sueños que aun habitan en mi corazón
Son los que alimentan el alma y de mi existir la razón
Jamás tendré tus ojos frente a mí
Quizás por eso en ladrón me convertí
Y en cada pared de mi casa dibujé tus ojos
Con las hojas que al otoño le he robado
Junto al calor del fuego como un leño mas
Que espera ser por las llamas devorado
En mi viejo y gastado sillón confidente de mis tristezas
Contemplo emocionado tus ojos en la pared
Bello y sagrado tesoro de incomparable belleza
Y en el reflejo ardiente de las llamas en calma
Se ve la postal viviente de una noche en penumbras
Donde Reyna la nostalgia que se apodera de mi alma,
Mi corazón de ladrón como una braza encendida
Que no quiere morir se convierte en la flama ardiente
Para correr desenfrenadamente por mis venas
Como un río de roja tinta por mi piel
Que viajará hasta pluma de este humilde poeta
Quien en esta fría noche escribió este poema para ti Adéle.
Los pequeños sueños que aun habitan en mi corazón
Son los que alimentan el alma y de mi existir la razón
Jamás tendré tus ojos frente a mí
Quizás por eso en ladrón me convertí
Y en cada pared de mi casa dibujé tus ojos
Con las hojas que al otoño le he robado
Junto al calor del fuego como un leño mas
Que espera ser por las llamas devorado
En mi viejo y gastado sillón confidente de mis tristezas
Contemplo emocionado tus ojos en la pared
Bello y sagrado tesoro de incomparable belleza
Y en el reflejo ardiente de las llamas en calma
Se ve la postal viviente de una noche en penumbras
Donde Reyna la nostalgia que se apodera de mi alma,
Mi corazón de ladrón como una braza encendida
Que no quiere morir se convierte en la flama ardiente
Para correr desenfrenadamente por mis venas
Como un río de roja tinta por mi piel
Que viajará hasta pluma de este humilde poeta
Quien en esta fría noche escribió este poema para ti Adéle.
Colaboración de Mario Anónimo
Uruguay
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