Inerte
Me acuesto en el pasto recién cortado, me invade el aroma que desgarra y me dejo entretejer por las ramas de un pasado que se desdibuja en el aire, un pasado que me hace ser hoy quien sueña en el pasto para volver a sentir que no es real.
Me dice una parte de mí que no sabe quien soy.
Si lo pienso, sé que se aleja de la realidad por miles de escalones de adoquines que uno a uno van cayendo pero igual me dejo invadir.
Si lo pienso, sé que se aleja de la realidad por miles de escalones de adoquines que uno a uno van cayendo pero igual me dejo invadir.
Me dejo conquistar por esa imagen que vuelve una y otra vez para recordarme que aun no olvido. Me dejo llevar por ese perfume que ya no se siente, por esos recuerdos ya inventados y me zambullo una vez más en un mundo que no existe. Hago equilibrio en una cuerda que se balancea en un desconocido camino donde no hay promesas de un final.
Y en ese juego descubro sensaciones, colores que me hacen cosquillas, y otros nuevos que se funden con los primeros y nunca queda uniforme, nunca es preciso, nunca sé que es nunca. Lo distingo. Siempre me pregunto se entrega suave a mis sentidos y te invento un nombre, te invento de colores, te invento de las melodías que más me gustan. Te siento en una hamaca que cuelga de un laurel y ahí te dejo como en penitencia balanceándote en un aire de verano y te admiro, te miro.
Y así quedo flotando... miro atrás y me llama la razón. Me dejo caer sin tocar el suelo.
Inerte.
Colaboración de Paz
Argentina
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