Perfección femenina
No puedo sacar tu dulce imagen de mi cabeza
ni de mi imaginación.
Y no quiero que salgas nunca de mi vida ni de mi mente.
Porque, aunque no eres de mi propiedad,
sé que ya eres mía.
Tu amor y tus sueños me pertenecen,
al igual que mi corazón y mi vida son todos tuyos.
Pongo mi cabeza en tus manos,
mi vida toda, mis anhelos más sublimes
y mis deseos más descabellados:
todo junto, sin reservarme nada.
Y te pido confíes en mí como yo confío en ti:
igual que un bebé confía en su mamá.
Y tú no tengas miedo de poner tu vida en mis manos,
que yo sabré cuidarla y protegeré tu honor
y tu integridad con especial cuidado y con total amor,
porque eres una mujer que merece un monumento
a la excelencia:
eres la perfección de la belleza femenina en dos piernas
y la pureza de alma en un corazón de oro con dureza
de diamante.
ni de mi imaginación.
Y no quiero que salgas nunca de mi vida ni de mi mente.
Porque, aunque no eres de mi propiedad,
sé que ya eres mía.
Tu amor y tus sueños me pertenecen,
al igual que mi corazón y mi vida son todos tuyos.
Pongo mi cabeza en tus manos,
mi vida toda, mis anhelos más sublimes
y mis deseos más descabellados:
todo junto, sin reservarme nada.
Y te pido confíes en mí como yo confío en ti:
igual que un bebé confía en su mamá.
Y tú no tengas miedo de poner tu vida en mis manos,
que yo sabré cuidarla y protegeré tu honor
y tu integridad con especial cuidado y con total amor,
porque eres una mujer que merece un monumento
a la excelencia:
eres la perfección de la belleza femenina en dos piernas
y la pureza de alma en un corazón de oro con dureza
de diamante.
Colaboración de Marcos
México
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