Rosas hundidas en tu sombra
Resplandor en tu rostro, bella.
Cuello de trepadora enredadera
cercando tu mora cabellera,
vi subir la copa emperatriz vasta
a tus bordes labiales
y descender la fatal luz de estrella
adorando tus hombros
de rociada hebra iconoclasta
Cuello de trepadora enredadera
cercando tu mora cabellera,
vi subir la copa emperatriz vasta
a tus bordes labiales
y descender la fatal luz de estrella
adorando tus hombros
de rociada hebra iconoclasta
Ahí se suspende el errante recuerdo
de blancas rosas
El oído de la montaña silente
capta el temblor en tus pies de nieve
Las rasurantes garras del tiempo no
pueden con el agua clara
de manantial que se acopló al vientre
tuyo, donde el temblor se adelgaza
en tu vena latiente
Ebrios terrones salitres
sacuden su alfombra de impureza
al apoyar tus pies de rosa perfecta
La eléctrica descarga de la selva
lleva tu estampido en sonido
Magnánima tu luz de farola
que obnubila la sombra
cuando tus relámpagos abren mis ciegos ojos
al parasol de tus pestañas
reposamos una siesta de amantes
en la prolongada hora de la flor rebelde,
cuando todas las rudas rosas
agrupan su verde raíz
hundidas en tu sombra.
de blancas rosas
El oído de la montaña silente
capta el temblor en tus pies de nieve
Las rasurantes garras del tiempo no
pueden con el agua clara
de manantial que se acopló al vientre
tuyo, donde el temblor se adelgaza
en tu vena latiente
Ebrios terrones salitres
sacuden su alfombra de impureza
al apoyar tus pies de rosa perfecta
La eléctrica descarga de la selva
lleva tu estampido en sonido
Magnánima tu luz de farola
que obnubila la sombra
cuando tus relámpagos abren mis ciegos ojos
al parasol de tus pestañas
reposamos una siesta de amantes
en la prolongada hora de la flor rebelde,
cuando todas las rudas rosas
agrupan su verde raíz
hundidas en tu sombra.
Colaboración de Ricardo Alvarez
Argentina
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