Lindas pero livianas
Lindas, pero livianas, le dije: “los jardines son hermosos, pero si una mariposa vuela en ellos, son más hermosos todavía. Así pasa con el jardín de mi vida, eres su mariposa más bonita...” Y a los pocos meses se voló a otro jardín, de césped mejor sembrado y rocío más prolijo, de helechos frescos y jazmines florecidos, con brisas, neblinas y soles rotativos.
Un jardín de tierra fértil y azahares vivos, con colibríes bailándole a las rosas, y atardeceres de parra embelleciendo las sombras. Un jardín primaveral, con gusto a vida, y posado en la belleza, su belleza inquieta, inmaculada mariposa, aterciopelada diosa.
Sobre mi jardín vuelan las hojas... Los álamos desandan historias y sus raíces reclaman mejoras. Ya no asoma aquí el arco iris, cantan los gorriones canciones profundas que nadie escucha, que a nadie importan. Los narcisos resembrados autómatas, aprendieron a transformar en palabras, los mensajes que grita la aurora, y construyen a base de soplidos de otoño palabras lindas como las amapolas, y livianas como el alma de la alondra.
Lindas y livianas, como las mariposas. Y dijo ella alguna vez “... tu jardín tiene bellezas escondidas que me importan, no lo cerques con palabras tontas...” Y se durmió para siempre, en un libro de poemas, escondida entre sus estrofas.
Colaboración de Don Nadie
Argentina
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