Vago errante y solitaria
Por la orilla del mar…
La espuma de sus aguas mansas
Y diáfanas inunda mis pies
Desnudos sobre la arena…
El sol candente traspasa la piel
Y una brisa marina en secreto
Me susurra, que,
Sin haberlo percibido,
Las cinco de la tarde
En las alas de una gaviota errante,
Habían desbandado.
Aquí estoy, con mi libro entre las manos,
Te espero cada día,
Sentada en los peñascos.
Vengo a extrañarte,
A sumergirme en el mar de tus recuerdos,
Para encontrarte aquí,
Para llenar los vacíos de mí tiempo….
Vengo a refugiarme en ti,
En tus antiguos abrazo sin final,
En tus besos tiernos,
En las caricias atrevidas de tus manos
Inquietas retozando en mis cabellos…
Vengo al encuentro de tu voz
Colmada de tiernos matices,
Que murmura verdades,
Rubricadas con tu sonrisa…
Aquí me tienes,
Anclada en estos peñascos,
Como cada día a las cinco de la tarde.
Aquí me tienes,
En el umbral de tu vida,
Perdida en tu mirada,
Amándote más que nunca,
Perdiéndote una vez más.
Aunque esto me atormente…
Aquí me tienes,
Como cada día a las cinco de la tarde;
Sabes?
Hace más de doscientos sesenta
Atardeceres muertos que te espero,
No vienes y la tristeza me invade…
Aquí estoy,
Con un libro entre las manos…
Se ha fugado el tiempo sin yo percatarlo
Y agónicamente muere la tarde,
Me abrazo al tiempo nuevo
Que también te espera entre mis brazos.
Doscientos sesenta atardeceres marchitos…
Dios…Renace otra mañana!
Y con ella en mí una nueva esperanza,
Con eso me sobra y me faltas….
STELLA MARIS ZANOTTI
SANTIAGO DEL ESTERO- REP. ARGENTINA
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