Sí por un instante…
Nos alojamos dentro de una habitación,
dentro de ella susurraba el silencio,
de repente ella se hizo presente.
Miramos juntos al mar,
deseamos estar hasta el infinito,
y nos besamos hasta el ocaso.
Luego anocheció e imaginamos,
sí por un momento,
sí por un instante,
sí por un sólo segundo,
de este mundo; no nos viéramos.
Entonces la susurré lentamente,
tú eres mi mar,
tú eres mi ocaso,
tú eres mi noche,
tú eres el infinito de mi vida.
dentro de ella susurraba el silencio,
de repente ella se hizo presente.
Miramos juntos al mar,
deseamos estar hasta el infinito,
y nos besamos hasta el ocaso.
Luego anocheció e imaginamos,
sí por un momento,
sí por un instante,
sí por un sólo segundo,
de este mundo; no nos viéramos.
Entonces la susurré lentamente,
tú eres mi mar,
tú eres mi ocaso,
tú eres mi noche,
tú eres el infinito de mi vida.
Colaboración de Diego Oviedo
Paragüay
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