Tan sólo un beso
Cerca mis labios con tu boca;
cuando me mires, piensa en una idea loca,
que desate la pasión que en mi pecho
ahoga el corazón.
Acércate un poco más,
átame con tus brazos.
Mira en mis ojos el deseo que muerdo fugas,
desde que tus labios me tendieron lazos,
sujetándome a una cama vacía, alimentándome
de sueños y fantasías.
Has mi sueño realidad.
Regálame un beso tuyo.
Que me vuelvo loco por no tenerte;
muero de sed, por no besarte cuando cerca
miras mis labios bailar para hablarte.
Se queman mis labios de pasión,
arden como brazas incesantes; mitiga mi sed
con el néctar dulce de tus labios.
Regálame tan sólo un beso para sobrevivir
a los embates y arrebatos de ti,
que se forman en esta habitación ambulante,
deshabitada, sola y gastada de pensar,
cómo un beso poderte robar.
Sólo cierra tus ojos,
y regálame ese beso que tanto añoro;
démonos un beso nada más. Te invito a nadar
en este mar inmenso en el que día a día
me hundo por mi cobardía.
Si le has dado a mi espalda la suavidad
de tus manos, si a mis ojos no has ignorado
y mis manos han tomado tus manos;
regálame ya ese beso que en llamas
consume mi cuerpo.
Esas inquietas visitas a tu habitación,
tienen una firma húmeda de pasión,
un sueño que realizar, un propósito que concretar,
una locura que terminar.
Es que no puedo más…
Esta idea de verte siempre, y ni siquiera terminar
lo que no hemos comenzado,
puede mostrar un día, el monstruo que
duerme en mí, y en unos de mis suspiros
golpear tu ingenuidad; ceñirte a lado mió,
sujetando con arrojo tu cintura,
y al fin hacerte mía, en un beso nada más.
Niña de mis anhelos;
si, tú eres ella,
la que últimamente
Me ha robado el sueño.
Ven, y dame un beso.
cuando me mires, piensa en una idea loca,
que desate la pasión que en mi pecho
ahoga el corazón.
Acércate un poco más,
átame con tus brazos.
Mira en mis ojos el deseo que muerdo fugas,
desde que tus labios me tendieron lazos,
sujetándome a una cama vacía, alimentándome
de sueños y fantasías.
Has mi sueño realidad.
Regálame un beso tuyo.
Que me vuelvo loco por no tenerte;
muero de sed, por no besarte cuando cerca
miras mis labios bailar para hablarte.
Se queman mis labios de pasión,
arden como brazas incesantes; mitiga mi sed
con el néctar dulce de tus labios.
Regálame tan sólo un beso para sobrevivir
a los embates y arrebatos de ti,
que se forman en esta habitación ambulante,
deshabitada, sola y gastada de pensar,
cómo un beso poderte robar.
Sólo cierra tus ojos,
y regálame ese beso que tanto añoro;
démonos un beso nada más. Te invito a nadar
en este mar inmenso en el que día a día
me hundo por mi cobardía.
Si le has dado a mi espalda la suavidad
de tus manos, si a mis ojos no has ignorado
y mis manos han tomado tus manos;
regálame ya ese beso que en llamas
consume mi cuerpo.
Esas inquietas visitas a tu habitación,
tienen una firma húmeda de pasión,
un sueño que realizar, un propósito que concretar,
una locura que terminar.
Es que no puedo más…
Esta idea de verte siempre, y ni siquiera terminar
lo que no hemos comenzado,
puede mostrar un día, el monstruo que
duerme en mí, y en unos de mis suspiros
golpear tu ingenuidad; ceñirte a lado mió,
sujetando con arrojo tu cintura,
y al fin hacerte mía, en un beso nada más.
Niña de mis anhelos;
si, tú eres ella,
la que últimamente
Me ha robado el sueño.
Ven, y dame un beso.
Colaboración de Naf-Neri
México
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