Confesión tardía
Cada día despierto con una
sola esperanza,
la de poder verte y nada más,
espero por las calles vacías
o a través de mi ventana
ver tu sola figura.
Aunque a veces me pregunto
el porqué de esto, cuando logro verte
obtengo una respuesta,
lo que tú me haces sentir,
es eso y no hay duda…
Me cautivas con tu mirada,
con tu sonrisa,
y con el saludo que me brindas
cada día…
Me oculto en la soledad por miedo
a tu rechazo, me basta sólo con sentir
este sentimiento para ser feliz,
porque esto es la única esperanza,
mi único consuelo pues pienso que no seré correspondido…
Más hoy desperté de un
terrible sueño,
yo estaba en mi cama
sin poder despertar,
oía todo a mi alrededor
llanto, tristeza y de repente, tu voz.
Tú, sobre mi cuerpo inconsciente,
soltaste llanto y dos palabras que sonaban como
susurro al oído, te amo dijiste,
yo quería hacer lo mismo en ese instante
más no pude,
grité con toda mi fuerza más mis labios no
pronunciaron palabra alguna.
Decidí partir para siempre,
pero antes de irme sentí
tus cálidos labios sobre los míos
sin vida, y fue como renacer.
Desperté y comprendí que
si sólo guardo la esperanza e intento
adivinar lo que todavía no está
escrito, puede ser muy tarde
después.
Y ahora sólo espero
verte para acercarme y revelarte las
palabras que en sueños
no pude pronunciar.
Te amo como nadie te amara,
y ahora hoy estando frente a ti,
después de esta jornada,
quiero decirte, que se siente
cuando se ama.
El amor puede ser de dos
clases el de primera vista
y el que se siente con
el tiempo
Después de tratarte,
y albergar en mí
este sentimiento, he
decidido confesarlo
para dar fin o comienzo.
Recuerdo aquella mañana
cuando me hablaste
y cautivaste con tu
mirada
Como es que esos luceros
no dejaban de mirarme,
y como después de eso
empecé a hablarte.
Tú llegaste y disipaste
la soledad y seriedad que
fueron mi invierno, tú fuiste
aquel amanecer, que creí jamás
volver a ver.
Llegaste y despertaste en
mí, lo que yo mismo no
sabia, tú mi niña mala
con cara de inocencia.
Tú la luz de un nuevo
amanecer, alumbraste el rincón
oscuro donde estaba escondido.
Has llegado a ser mi alegría,
mi libertad, mi honor, mi
esperanza, luz e inocencia
Tal vez hoy sea el ocaso
de este gran amor, pero, me
queda el consuelo de
haberlo confesado, tal vez
tarde, pero al fin dicho.
Tú y sólo tú seguirás por
siempre en mi corazón.
sola esperanza,
la de poder verte y nada más,
espero por las calles vacías
o a través de mi ventana
ver tu sola figura.
Aunque a veces me pregunto
el porqué de esto, cuando logro verte
obtengo una respuesta,
lo que tú me haces sentir,
es eso y no hay duda…
Me cautivas con tu mirada,
con tu sonrisa,
y con el saludo que me brindas
cada día…
Me oculto en la soledad por miedo
a tu rechazo, me basta sólo con sentir
este sentimiento para ser feliz,
porque esto es la única esperanza,
mi único consuelo pues pienso que no seré correspondido…
Más hoy desperté de un
terrible sueño,
yo estaba en mi cama
sin poder despertar,
oía todo a mi alrededor
llanto, tristeza y de repente, tu voz.
Tú, sobre mi cuerpo inconsciente,
soltaste llanto y dos palabras que sonaban como
susurro al oído, te amo dijiste,
yo quería hacer lo mismo en ese instante
más no pude,
grité con toda mi fuerza más mis labios no
pronunciaron palabra alguna.
Decidí partir para siempre,
pero antes de irme sentí
tus cálidos labios sobre los míos
sin vida, y fue como renacer.
Desperté y comprendí que
si sólo guardo la esperanza e intento
adivinar lo que todavía no está
escrito, puede ser muy tarde
después.
Y ahora sólo espero
verte para acercarme y revelarte las
palabras que en sueños
no pude pronunciar.
Te amo como nadie te amara,
y ahora hoy estando frente a ti,
después de esta jornada,
quiero decirte, que se siente
cuando se ama.
El amor puede ser de dos
clases el de primera vista
y el que se siente con
el tiempo
Después de tratarte,
y albergar en mí
este sentimiento, he
decidido confesarlo
para dar fin o comienzo.
Recuerdo aquella mañana
cuando me hablaste
y cautivaste con tu
mirada
Como es que esos luceros
no dejaban de mirarme,
y como después de eso
empecé a hablarte.
Tú llegaste y disipaste
la soledad y seriedad que
fueron mi invierno, tú fuiste
aquel amanecer, que creí jamás
volver a ver.
Llegaste y despertaste en
mí, lo que yo mismo no
sabia, tú mi niña mala
con cara de inocencia.
Tú la luz de un nuevo
amanecer, alumbraste el rincón
oscuro donde estaba escondido.
Has llegado a ser mi alegría,
mi libertad, mi honor, mi
esperanza, luz e inocencia
Tal vez hoy sea el ocaso
de este gran amor, pero, me
queda el consuelo de
haberlo confesado, tal vez
tarde, pero al fin dicho.
Tú y sólo tú seguirás por
siempre en mi corazón.
Colaboración de Ferni
México
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