Nuestra nave
Mis mejores años los paso contigo,
soy tu amante esposo, quien vela tu sueño,
y en la adversidad, soy como un amigo,
que enjuga tu llanto y te da consuelo.
Fuimos tan felices cuando nuestros hijos
llegaron a darnos mil satisfacciones,
y cuando enfermaron, con ellos sufrimos,
y compartimos juntos, un mar de emociones.
Sus risas recuerdo, su aroma de niños,
también sus deseos, sus riñas, sus gritos,
sus primeros pasos y aquel gran cariño,
con el que murmuraban papitos queridos.
Pasaron los años y aún seguimos juntos,
nuestro amor de ayer sigue floreciendo,
no se han dormido, nuestros sentimientos,
ni la gran pasión, que por ti yo siento.
Lo que si ha cambiado, son nuestras costumbres,
nuestros cuerpos que hace mucho, mucho tiempo,
olían a perfume y a ricas lociones,
hoy se aspira a ungüento para los dolores.
Las canas y arrugas, brotan en silencio,
mágica escritura del libro del tiempo,
y bajo la almohada, un pañuelo viejo,
con la marca roja de tu joven beso.
En tus bellos ojos aún sigue brillando,
la luz atrayente que guió mi camino,
tu hermosa sonrisa sigue embelesando,
cómplice y culpable de un feliz destino.
Si somos viajeros y juntos zarpamos,
siento tanto miedo por el fin del viaje,
porque el barco que un día, juntos abordamos,
tendrá diferentes destinos de anclaje.
Si soy el primero, en dejar la nave,
agradeceré a Dios, tan celestial obsequio,
ya que no soportaría, dejarte cual ave,
dormida en silencio en ajeno puerto.
Más creo innecesario, hablar de lo incierto,
cuando aún estamos nuestro amor viviendo,
antes de dormir, no olvides el beso,
bésame en los ojos que, te siguen viendo.
soy tu amante esposo, quien vela tu sueño,
y en la adversidad, soy como un amigo,
que enjuga tu llanto y te da consuelo.
Fuimos tan felices cuando nuestros hijos
llegaron a darnos mil satisfacciones,
y cuando enfermaron, con ellos sufrimos,
y compartimos juntos, un mar de emociones.
Sus risas recuerdo, su aroma de niños,
también sus deseos, sus riñas, sus gritos,
sus primeros pasos y aquel gran cariño,
con el que murmuraban papitos queridos.
Pasaron los años y aún seguimos juntos,
nuestro amor de ayer sigue floreciendo,
no se han dormido, nuestros sentimientos,
ni la gran pasión, que por ti yo siento.
Lo que si ha cambiado, son nuestras costumbres,
nuestros cuerpos que hace mucho, mucho tiempo,
olían a perfume y a ricas lociones,
hoy se aspira a ungüento para los dolores.
Las canas y arrugas, brotan en silencio,
mágica escritura del libro del tiempo,
y bajo la almohada, un pañuelo viejo,
con la marca roja de tu joven beso.
En tus bellos ojos aún sigue brillando,
la luz atrayente que guió mi camino,
tu hermosa sonrisa sigue embelesando,
cómplice y culpable de un feliz destino.
Si somos viajeros y juntos zarpamos,
siento tanto miedo por el fin del viaje,
porque el barco que un día, juntos abordamos,
tendrá diferentes destinos de anclaje.
Si soy el primero, en dejar la nave,
agradeceré a Dios, tan celestial obsequio,
ya que no soportaría, dejarte cual ave,
dormida en silencio en ajeno puerto.
Más creo innecesario, hablar de lo incierto,
cuando aún estamos nuestro amor viviendo,
antes de dormir, no olvides el beso,
bésame en los ojos que, te siguen viendo.
Colaboración de Efrén Romero Acuña
México
México
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