Delirio
Un delirio que me lleva a la
locura; loco estoy y esta demencia en la que he caído, es un amor que no sé si
será y no logró conquistar ¿Cómo llamar tú atención, cómo tener un minuto
de tu tiempo? ¿Cómo soltar lo que no ha sido mío, cómo desprenderme de lo que
no he tenido?
Distancia y falta sin saber lo
que es tenerte; qué difícil es dejarte más cuando no te he tenido, que difícil
es no extrañarte si no hemos compartido ¿cómo dejar de desearte? Si me
haces feliz cuando compartes, aunque sea solo un segundo de tu tiempo, ¿cómo
dejar estos pensamientos que son pecados y también son deseos?
El pecado es pensar en ti más
cuando tus pensamientos son para otro, el pecado es desearte. Por mis deseos y
mis pasiones de tenerte, en las puertas de mi cordura miles de pensamientos
cruzan, pero tú eres el más recurrente.
No saber si esto es una locura o
un deseo, no saber si es un gusto o una obsesión lo que siento; solo sé que en
medio de la noche encuentro sosiego cuando miro tus ojos y con ellos sueño,
solo sé que imaginar tu respiración antes de un beso me estremece un escalofrío
por todo mi cuerpo.
Mi cabeza dando vueltas en medio
de pensamientos inconclusos, la demencia y la cordura se entrelazan, cae entre
las sombras la noche; noche de negros y grises matices esconden entre las
sombras dos luceros; luceros que alumbran el firmamento con gran intensidad,
luceros que brillan y ocultan a la Luna con su forma circular, se esconde está
a su izquierda sin protestar; donde la luz y brillo de esos luceros comienzan a
resplandecer, llevando mi mente al mundo que gobiernas, mundo de fantasía,
mundo irreal.
Y de pensar en lo loco que me
siento al perderme en tu mirada, laberinto de mis sueños y mis miedos. Cómo
apartar mis pensamientos de ti, si cuando he tenido tu mirada es como abrir las
puertas a tu alma; cómo aparto mis pensamientos de estas puertas si las quiero
atravesar cada día, si tú me lo permitieras.
No sé si logre atravesar el
laberinto, la puerta de entrada a tu alma y a tus sueños, alma noble y
cortés pero con una fuerza inmensa, nobleza y fuerza como el guerrero. Mirada
que no sé si me enloquece, me obsesiona, me gusta o deseo.
Luceros de la más grande belleza
que brillan con gran luminosidad, iluminan la noche de negros y grises dando
claridad; claridad que entre las sombras dibujan un rostro de gran magia y
divinidad. Rostro mágico que gobiernas en mi mundo irreal, rostro que muestra
en el firmamento unos labios rojos que me encantaría besar.
Pero el firmamento se ve
distante he imposible de alcanzar, perdido entre las sombras se encuentra mi
realidad. Cómo dejar de querer y desear tus labios, si con su forma curva y
voluminosa crean la mejor sonrisa; cómo no querer besarlos si son las llaves y
entrada a un mundo mágico, donde perlas de un blanco infinito y con un valor
sin igual, calman mi mente sólo al poder admirar.
Perlas que se esconden en medio
de montañas, montañas que guardan con recelo éste tesoro, tesoro que solo
uno puede obtener, tesoro en medio de montañas inconquistables; un tesoro que
desearía poder encontrar para después ocultar de quien me lo pueda robar, un
tesoro con un valor sin igual, de un mundo irreal donde gobiernas como
emperatriz de ángeles sin cordura, que se postran ante esas montañas y su
tesoro imposible de encerrar.
En una densa niebla mi realidad
desaparece, de no poder tener ese rostro mágico que se dibuja en el firmamento,
en medio de negros y grises matices mi mente se pierde, viendo y admirando esos
luceros que resplandecen desde más allá.
En medio de mi cordura y
demencia quisiera poder conquistar mis miedos; queriendo dejar de fantasear con
un mundo irreal en el que tú gobiernas, mundo casi perfecto porque poseo
las llaves y conozco la entrada a tu alma, pero incompleto porque solo es
mágico, y tu alma inconquistable no me han entregado en esta realidad, esas
llaves de curvas perfectas que esconden tu mayor tesoro.
Una sonrisa que me saca de esta
realidad en la cual no te tengo, y a la cual no pertenezco si no te tengo. Como
me gustaría poder al menos tener una posibilidad, por un instante un poco de
esa realidad, de poder alcanzar en el firmamento esos labios tan bellos y
llenos de vida, que en medio de sombras su rojo se hace notar; solo tus labios
dan calma y remedio a mi mente en la que tú estás presente, ilusión por un beso
de tus labios, que son deseo, pasión, encanto, belleza que me enloquecen.
Nunca había sentido un delirio
como este, donde mi cordura pende como en una cuerda floja, y son tus labios,
tu boca, tu sonrisa, tus ojos, tu rostro de ángel, lo único que me pueden
salvar de caer del todo al precipicio de mis delirios, de no poder besar nunca
esos labios, esa boca hermosa en esta realidad o me pierda entre la locura, la
obsesión, el gusto y el deseo, de mis sueños de tenerte o mis miedos de que
nunca este en tus pensamientos.
La mujer que me enloquece
Colaboración de JuanitoG
Colombia